Carlo Ancelotti siempre ha dicho que, si fuese por él, no se iría nunca del Madrid. Y también ha remarcado en semanas recientes que, cuando llegue el momento de despedirse, no lo hará con amargura pese a un cese contra su voluntad, sino con el agradecimiento máximo para Florentino Pérez y José Ángel Sánchez por haberle dado otra oportunidad en el Madrid tras una primera etapa exitosa (ganó la Décima), pero con un final abrupto. Es consciente, y así lo ha trasladado públicamente, de que deberá mantener una conversación con el club a final de curso para ver el estado de las cosas. Y llegar a esa conversación habiendo remontado en Liga para revalidar el título de la regularidad español sería un fuerte argumento a su favor. Aunque para ello sabe que tiene una fecha límite, una verdadera final a todo o nada para él: el Clásico de Montjuïc del próximo domingo 11 de mayo.
