
Pararse sobre la pelota dejó de ser una simple muestra de habilidad para convertirse en una provocación cada vez más cuestionada. Ante el crecimiento de esta práctica, la Confederación Brasileña de Fútbol (CBF) decidió intervenir y oficializó que, de ahora en adelante, esta acción será considerada una “conducta antideportiva”. Los árbitros deberán sancionarla con tiro libre indirecto y tarjeta amarilla para el jugador que la ejecute.