
El arquero del Auckland City, Conor Tracey, tiene una historia llamativa, no solamente por haber permitido 10 anotaciones en su partido debut en el Mundial de Clubes, si no también, por la «segunda vida» que tiene fuera de las canchas de fútbol.
Tracey sí que usa los guantes fuera de los terrenos de juego pero para manejar un montacargas en una empresa farmacéutica en Nueva Zelanda. El arquero de 28 años trabaja más de 40 horas a la semana para cumplir con sus gastos diarios, pero sabía que la oportunidad de jugar un Mundial de Clubes era algo único.
Tras el partido, el arquero mencionó que sufrirá después de terminar esta aventura, ya que tomó vacaciones sin recibir pago: «Tengo que combinar vacaciones anuales y vacaciones sin sueldo. Sufriré un poco con el alquiler, las facturas y demás, pero jugar contra el Bayern, el Benfica y Boca, sin duda vale la pena», aseguró Conor Tracey.